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Cómo superar el Síndrome del impostor

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Sentir no ser suficiente, pensar que nuestros logros son dados por el azar, considerarse un impostor, sentir que no merecemos lo que tenemos... ¿Te suena familiar?, muchas veces ante situaciones de incertidumbre y cambios este tipo de reflexiones aparecen en nuestras cabeza y, aunque no lo creas, son muy comunes en las personas, todos en algún momento no nos sentimos suficientes. No obstante, la sistematización de estos pensamientos negativos pueden ser síntoma del síndrome del impostor. 


Este síndrome se padece cuando las personas sienten que los logros, los éxitos y en sí las cosas buenas que consiguen se dan por azar, y genera en los individuos un sentimiento de culpa y desentendimiento de sí mismos, pues quienes pasan por esta situación no reconocen los éxitos como el resultado de un esfuerzo o acción hecha por ellos. 


Atribuirle las victorias a una clase de azar en vez de aceptarlos como resultado de los esfuerzos y las acciones propias es algo que en algún momento todos sentimos, y está bien; ante una novedad el miedo suele generar este tipo de sensaciones, sin embargo, mantenerse en estos pensamientos no solo alimenta la baja autoestima sino que también destruye la autoconfianza y el autoconcepto.  


Sentir culpa ante el éxito, tener pensamientos negativos, reconocer nuestras debilidades sobre la identificación de nuestras fortalezas, la falta de compasión y el elevado nivel de autocrítica son algunos de los síntomas que padecen quienes tienen síndrome del impostor, y a pesar de que estos sentimientos llegan a ser parte de nuestra vida, en este caso, si te te sientes identificado puedes sentarte un momento a pensar qué aspectos de tu pasado te generaron heridas internas que te llevaron a sentirte como te sientes ahora. 


Muchas veces las personas con este síndrome atribuyen gran parte de su inseguridad a su crianza, pues varios fuimos educados bajo un concepto de invalidación; si cuando pequeña o pequeño recibías duras críticas y frases que te hicieron pensar que las cosas buenas que te pasaban no eran tan buenas o que estas podían ser mejores o que eran el resultado a una obligación, seguramente hoy en dia tengas inseguridades con respecto a tus éxitos. El hecho de no recibir validación por parte de nuestros familiares ante acciones que en algún punto consideramos dignas de reconocimiento, pudo generar una sensación de desconfianza y miedo interno. 


Vale la pena resaltar que el síndrome del impostor es algo que se alimenta de las dinámicas que hemos tenido a lo largo de nuestra vida, y en ese sentido es importante identificar cuáles fueron los momentos negativos que más nos marcaron. En este caso, un gran ejemplo y situación común entre las personas que padecen este síndrome se remite a su crianza, así como las duras críticas de docentes, jefes, amigos o personas que en el transcurso de nuestra vida consideramos como un figura de admiración o autoridad,  y es por esta razón que es importante identificar que el resultado de estas malas experiencias se reflejan en nuestra percepción y aceptación de nosotros mismos y, en este sentido, reconocer estos procesos dentro de nosotros nos conduce a tomar conciencia sobre nuestros pensamientos y por ende a querer cambiarlos.


Por otro lado, cuando atravesamos retos personales y profesionales, el síndrome del impostor suele jugar un papel importante porque este síndrome nos genera pensamientos intrusivos que pueden llegar a dominar nuestras acciones y, en este sentido, no solo nos va a traer emociones negativas, sino que también va a afectar nuestras metas, ya que muchas veces estos pensamientos y sentimientos intrusivos logran generar en notrosos acciones de autosabotaje donde inconscientemente dañamos el proceso o nos rendimos antes de conseguir lo que deseamos.  


Como causa de todo lo que hemos mencionado, las personas bajo el síndrome del impostor son personas que desacreditan los halagos minimizándolos o atribuyéndolos a la suerte, y así como invalidan los halagos también se desvalidan a sí mismos, lo que en pocas palabras significa tener una baja autoestima, un bajo reconocimiento de las fortalezas y habilidades y un alto nivel de autocrítica. Sin embargo, esto es algo que tiene solución y para esto hay que comenzar identificando las razones que nos llevaron a sentirnos como nos sentimos y, por consiguiente, hacer un arduo trabajo en el fortalecimiento del amor propio y un mejoramiento en el autoconcepto y el valor personal.  


Trabajar todo esto no solo va a mejorar nuestra percepción de nosotros mismos, sino también nuestra forma de desenvolvernos profesionalmente, lo cual claramente no puede llevar a un ascenso de carrera y crecimiento profesional y personal.  


Escrito por:
Karol Franco

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